domingo, 30 de marzo de 2014



¿Dolor de espalda? Cuidado con la lumbalgia. Importante, revisa y comparte. Tecnología Médica.

El dolor de espalda es una dolencia muy común. Casi todas las personas tiene dolor en esta zona en algún momento de su vida, si aun no lo ha tenido, cuando este dolor se concentra en la parte baja de la espalda, se llama lumbalgia o lumbago. Los dolores pueden ser variables, de leves a severo o de corta y de larga duración. A veces esta enfermedad causa síntomas en las piernas como, dolor, entumecimiento que se extiende hasta las rodillas.

Se estima que al tercera parte de la población por encima de los 30 años padece de lumbalgia. Sin embargo, la mayoría no toma sus precauciones a la hora de sentir el dolor, la gran mayoría recurre a las farmacia a automedicarse o descansan alguno días, pero igual vuelven a sentir dolor.

Si tienes dolor de espalda por más de 2 semanas, se recomienda ir al médico y realizarse un chequeo. Sus respuestas y el examen físico para que le puedan ayudar al especialista para descartar alguna causa grave de dolor. Las radiografías y los exámenes por resonancia magnética también pueden complementar al diagnóstico.

“El síntoma fundamental es el dolor y lo que debe preocupar al médico es a qué se asocia ese dolor. Si se asocia a fiebre, por ejemplo, podríamos estar hablando de una infección, pero si se asocia a pérdida de peso, nos puede indicar un cáncer a la columna”.

Hay dos tipos de lumbalgia: la específica e inespecífica. La primera se desarrolla a través de una enfermedad grave subyacente o una enfermedad establecida como la osteoporosis, hernia, artritis, entre otros. En el segundo caso no puede identificar que origina el dolor, pero se desencadena al adoptar posturas incorrectas, factores psicológicos, estrés, insatisfacción laboral, etc.

Los tratamientos son diversos, pero depende del tipo de lumbalgia que tenga el paciente. Si el dolor es solo muscular, sufre de artrosis o tiene una desviación a la columna, el paciente puede reposar, realizar fisioterapia y tomar analgésicos o antinflamatorios que pueden aliviar el dolor.

Básicamente existen tres tratamientos para esta dolencia:

Tratamiento médico conservador. Se basa en el uso de antiinflamatorios, analgésicos, neuromoduladores (que ayudan a que el nervio deje de lastimarse), relajantes musculares y reposo. 65 a 70% de los pacientes se recuperan con este tratamiento, mismo que puede durar entre 2 y 3 semanas.
Terapia física o rehabilitación. Recurre a la aplicación de masaje, calor, ultrasonido, e impulsos eléctricos de baja frecuencia para estimular el músculo (TENS). Es buena opción para el 30% de los pacientes que no mejoran con el tratamiento médico conservador.
Cirugía. Se reserva para los casos complicados en que “se necesita liberar la raíz nerviosa; se deja como última opción porque conlleva incapacidad de más de 3 meses, así que se debe valorar con calma”. Para el tratamiento quirúrgico es indispensable individualizar y hacer estudios completos.

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