martes, 15 de abril de 2014



Llega un momento en la vida en que no hay más que hacer, sino seguir tu propio camino, es el tiempo de perseguir tus sueños, el tiempo de izar las velas de tu propio pensamiento.
La mayoría de nosotros no estamos preparados para superar nuestros fracasos y por eso que no somos capaces de cumplir nuestro destino. Es fácil defender algo que no entraña ningún riesgo
El descubrir nuevos mundos te aportara no solo amor y sabiduría sino también tristeza y temor. ¿Cómo podrás valorar la felicidad sin haber experimentado la tristeza? ¿Cómo podrás conquistar la sabiduría, sin antes haber tenido que tenerte que enfrentar a tus propios temores? Al final, el gran reto de la vida consiste en superar nuestros propios límites empujándolos hacia lugares a los que jamás habrías soñado llegar.
Todos tenemos sueños, la única diferencia es que algunos se esfuerzan constantemente en alcanzar su destino, sin importarles los riesgos, mientras que otros renuncia a sus sueños para no perder los que poseen. Nunca podrán descubrir cual es el verdaderos propósito de sus vidas.
Es el temor a lo desconocido lo que les hace comportarse de ese modo. No comprendes que las lecciones más hermosas de la vida se aprenden en las situaciones más comprometedoras y difíciles.
Comienza a recordar los sueños que tenias antes cuando deseas algo con todo tu corazón, nada puede impedir que lo consigas, salvo tus temores; escucha a tu corazón, pues en el se encuentra la respuesta para que tu sueño se haga realidad.

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