Y están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas.
Los que siguen jugando cuando se acaba el aire.
Los que siguen luchando cuando todo parece perdido, como si cada vez fuera la última vez.
Convencidos de que la vida misma es un desafío. Sufren. Pero no se quejan.
Porque saben que el dolor pasa.
El sudor se seca.
El cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá: La satisfacción de haberlo logrado.
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