Recuerda: ¡háblale a tus hijos cuando están dormidos! No les digas que al otro día tienen que hacerse su cama, ordenar su ropa, ayudar con las tareas del hogar y obtener buenas calificaciones. Solamente diles “Te amo. Gracias por estar en mi vida.” Aun si tu hijo/a ya no vive contigo, ¡háblale cuando sabes que puede estar durmiendo! Obtendrás mejores resultados. Y si les tienes que decir algo cuando están despiertos solo diles “Te amo. Gracias por estar en mi vida”. Eso es todo lo que necesitan escuchar.
Entonces, solo relájate. Alguien que los conoce mejor los está cuidando muy bien. Tú no sabes en realidad qué vinieron tus hijos a vivir y/o experimentar en esta vida. Permite que tus hijos sean tus maestros. Aprecia su existencia y lo que han venido a ofrecerte y todos cosecharán incalculables beneficios.
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