“La
técnica del vivir mejor”
El
esfuerzo de conocerse es un ejercicio necesario porque forma parte de
la vida. Hacerse consciente es un verdadero desafío que exige
constancia y valor; constituye la posibilidad real de envejecer
ganando en plenitud. La vida hay que vivirla y no dejar que sea ella
la que nos devore.
La vida no
es técnica pero sí hay técnicas para conseguir vivir mejor. La
existencia no se equipara a un frontón con el que es inevitable
bregar, aunque a veces sea necesario: saber fluir supone un gesto de
sabiduría. Existen normas que pueden ser una guía orientativa. Lo
ideal es que cada persona tome de ellas las que mejor se ajusten a su
mentalidad.
En
cualquier caso siempre es provechoso:
?
meditar
?
pensar
positivamente
?
cultivar
emociones bellas
?
estar atentos
?
no caer en los
viejos hábitos y patrones negativos de pensamiento
?
evitar
las reacciones anómalas y neuróticas que alimentan tensiones y
conflictos internos
?
expresarse
sin herir a los demás, sin mentir o criticar injustificadamente
?
actuar
con lucidez y responsabilidad
?
desdramatizar
como distintivo de salud mental; la vida también tiene mucho de
juego
?
apreciar
cada momento y cada acto, cada situación y cada circunstancia
?
hacer
las cosas, incluso las más pequeñas y rutinarias, con atención y
precisión, con cariño. Prestar toda nuestra atención e
incondicionalidad a una caricia, al
aroma de una flor, a la persona que está a nuestro lado, a un paseo
por el parque, al simple
hecho
de colgar la ropa en una percha, a contemplar un árbol o a disfrutar
de un amanecer.
? no
agregar sufrimiento al sufrimiento. Sufrir en la justa medida, pero
sin añadir dolor con reacciones anómalas, inútiles
desgarramientos,
falta de aceptación de lo inevitable, complejos de culpa,
autocompasión o conflictos
?
instrumentalizar
la vida para crecer aceptando lo agradable y lo desagradable, las
circunstancias buenas y malas. De todo se
puede
extraer una enseñanza para desarrollar la paciencia, la
ecuanimidad, la visión clara, la madurez, el autocontrol y la
compasión
?
observarse
para conocerse. Sin aprobar ni desaprobar, sin juzgar ni valorar;
observarse asépticamente en cualquier momento y
situación
para llegar a conocerse plenamente
?
comprender
que una disciplina para la educación mental e interior es
aconsejable e inevitable. Así se aprenderá a evitar tanto el
apego
como el resentimiento, la tensión excesiva y nociva, los autoengaños
que impiden llegar a conocerse y apuntalan el neurótico
egocentrismo
?
cultivar
hábitos positivos (internos y externos) y luchar contra el mimetismo
? no
sentirse inferior ni superior; ni más importante ni menos que los
demás. No caer en la autoimportancia que nos hace tan
vulnerables.
Asumirse a sí mismo como un ser en evolución, sabiendo que no hay
ley más importante que la del amor, que la
voluntad
de ser es superior a la de tener o poder. Reconocer las propias
miserias, pero ir tratando de superar el pensamiento
y
las emociones de ofuscación, malevolencia y odio.
?
cultivar
el desapego y la generosidad, no demandar una consideración
neurótica y no caer en dependencias limitadoras
? no
apegarse a juicios, prejuicios y opiniones; evitar estrechos puntos
de vista y dogmatismos, aprender de todos, aprender incluso
de
uno mismo
?
valorar
por encima de todo la paz interior y la tranquilidad de la mente,
para que el sosiego conquistado se pueda compartir con los
demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario