miércoles, 2 de julio de 2014



¡Sí, nací mujer de carne y hueso!

Si Dios me hubiera querido “perfecta”; me habría hecho nacer flor o una brisa fresca de enero al atardecer, una puesta de sol o una nube de lluvia en plena sequía.
Me hizo humana y por eso, contraria a la perfección.
Me dio libertad de poder elegir entre un camino y otros; entre una historia y miles de otras, entre mis errores y millones más; que como tal, hago camino y recorro entre tropiezos y aciertos.
Si Dios me hubiera querido “perfecta”; me habría hecho poesía de Neruda, latido de corazón enamorado, luna llena asomando al final de un mar en calma o una pintura que descansa en el museo del Louvre.
Sin embargo, de todas las posibilidades que me ha regalado elegir “casi libremente”, siempre me dio (entre un sinfín de otras) la de volver a empezar; por eso es bueno agradecer y ser consciente que cuando lo que nos queda en las manos es un error que no conduce a ningún sitio es tiempo de soltar y elegir una vez más, el camino conveniente.

De: Mariella Posse
 

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