En un principio fue el verbo. Sucede cuando despiertas por la mañana. La palabra es tuya. Así se crea el mundo.
Antes del principio, sólo hay realidad, sin forma y perfecta, solitaria, infinita, libre. No hay nombre para ello, no hay siquiera el leve ondear de un nombre. El nombre es la leve ola. Y en esa ola surge todo el lago.
Lo real es innombrable. No cambia, no fluye, no se ausenta ni vuelve, ni siquiera existe, está más allá de la existencia y la no_existencia. Si le pones un nombre, no obtienes nada. Así que lo puedes llamar "El Tao" si quieres; ese nombre sirve como cualquier otro. Como sea que lo llames, no es eso. Y siempre es un comienzo.
B.Katie Mil nombres para el gozo.
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