Sabias palabras de Thich Nhat Hanh
En nuestra conciencia hay bloques de dolor, ira y frustración llamados formaciones interiores. También se denominan nudos, porque nos anudan y nos impiden ser libres.
Cuando alguien nos insulta o nos hace algo cruel, en nuestra conciencia se crea una formación interior. Si no sabes cómo deshacer ese nudo interior y transformarlo, seguirá ahí durante mucho tiempo. Y la próxima vez que alguien te diga o haga algo de la misma naturaleza, las formaciones interiores se reforzarán. Nuestras formaciones interiores, que son una especie de nudos o bloques de dolor, tienen el poder de empujarnos a actuar, de dictar nuestra conducta.
Cada uno de nosotros tiene formaciones interiores de las que ocuparse. Con la práctica de la meditación podemos deshacer estos nudos y experimentar la transformación y la curación.
No todas las formaciones interiores son desagradables; también las hay agradables, pero pueden hacemos sufrir igualmente. Cuando saboreas, oyes o ves algo agradable, el placer que te produce puede convertirse en un fuerte nudo interior. Y cuando el objeto de tu placer desaparece, lo echas de menos y empiezas a buscarlo. Dedicas mucho tiempo y energía a intentar experimentarlo de nuevo.
Si fumas marihuana o bebes alcohol y esta experiencia te gusta, se acabará convirtiendo en una formación interior en tu cuerpo y en tu mente, y no podrás dejar de pensar en ella, siempre estarás deseando experimentarla de nuevo. La fuerza del nudo interior te empuja y controla. De modo que las formaciones interiores nos privan de nuestra libertad.
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