jueves, 26 de diciembre de 2013




Pararme y mirar mi habitación, mi cama, mis almohadas, mis sabanas, la temperatura de mi cuarto, la luz que entra por la ventana, la iluminación que tiene cuando hay oscuridad en el exterior.
¿Es mi dormitorio el lugar en el que me siento bien? ¿puedo hacer algo para hacerlo más confortable? ¿presto atención a esos pequeños detalles que me abrazan cuando voy a descansar cada noche?

Muchas veces, creamos espacios amorosos para los demás, nos esforzamos cuando tenemos a un invitado en casa, le ponemos unas velas, el cojín más bonito que tenemos, ordenamos el espacio para crear el mejor entorno para nuestro invitado, pero nos cuesta crearlo para nosotros mismos... nos vamos dejando a un lado, esa confianza que da asco... que nos relega a el último de la fila.

Poner atención en nuestro tiempo de sueño y descanso nos aporta felicidad. Descansar el número de horas que necesitamos, sin estadísticas, sino sabiendo que somos únicos y que cada día es diferente, nos da bienestar y esas pequeñas cosas, hacen que cada día tengamos más energía para vivir.

Otra cosa en la que quiero poner atención, es en hacer la cama por las mañanas, cuánta felicidad nos aporta! cerrar el templo de descanso, estirar las sábanas con mucho cariño, preparadas para nosotros, nada más y nada menos, para cuando volvamos, para cuando regresemos. Haz tu cama cada mañana, no lo dejes para después... después, está comprobado que nos aporta cierta infelicidad... ventila y ordena tu cuarto, deja tu cama perfecta para tí, es lo más importante que tienes que hacer en el día, cuidarte a tí mismo.
Almu Fuentes.


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