Abandona la necesidad de tener siempre la razón. Algunas personas no pueden soportar la idea de estar equivocadas y quieren tener siempre la razón, propiciando a veces el rompimiento de algunas relaciones personales o situaciones problemáticas para ellas mismas o para otras personas. No vale la pena. Cuando sientas la necesidad urgente de iniciar una discusión sobre quién tiene la razón y quién no la tiene, hazte una pregunta: ¿quiero tener la razón o ser amable? ¿qué diferencia hay? ¿de veras es tan importante?
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