El infarto cerebral o ictus se caracteriza por una interrupción del riego sanguíneo que conduce al cerebro, a menudo producida por una arteria rota o porque un coágulo la tapona. Es una grave enfermedad que, si bien puede manifestarse de una forma leve o ser cogida a tiempo, puede causar muchos daños al cerebro.
Según un estudio de la Universidad de Western Ontario, en Canadá, un 80% de los ictus pueden prevenirse si se identifican los síntomas a tiempo o se toman unas sencillas medidas.
La primera de ellas es una constante en casi todos los problemas de salud: hacer ejercicio, ya que mejorará nuestra salud cardíaca. Esto es importante debido a que un 30% de los ictus se originan en el corazón, a causa de trombos que recorren las arterias desde este órgano hasta el cerebro.
Otras de las medidas a tener en cuenta son el conocimiento de nuestro factor de riesgo ya que si somos diábeticos, padecemos colesterol alto o hipertensión, aumenta el riesgo de infarto cerebral; mantener una dieta equilibrada y rica en vitamina B, fibra y minerales; reducir el consumo de alcohol y tabaco; y estar pendiente de los posibles síntomas de la enfermedad, como la parálisis o el vértigo.
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