viernes, 22 de noviembre de 2013




El espejo social.

Ahora hablaré del espejo social, esa herramienta maravillosa que nos permite ver aspectos de nosotros que ignoramos. Es justo como un espejo físico: con un poco de atención podemos ver en él nuestra espalda (que de otro modo no alcanzamos a ver).

No quiero decir que debamos escuchar todas las opiniones que de nosotros tienen los demás. Muchas veces las personas sólo proyectan en nosotros lo que piensan de sí mismos, y a ninguna persona sana se le antoja convertirse en un collage de las opiniones de todos los que se le ponen enfrente. No es así como vamos a usarlo y, por favor, busca la forma de liberarte de las opiniones de los demás. ¿Te parece bien un ejemplo?

¿Conoces a alguna mujer sana, responsable y atenta a quien sólo se le acercan los patanes? Ella puede alegar que tiene mala suerte o que así son todos los hombres. Lo cierto es que el espejo social le está mostrando facetas de sí misma que desconoce. ¿Qué buscan ellos en ella? ¿Y ella en ellos? ¿Por qué todas sus parejas parecen ser el mismo problema con diferente nombre? Hay mucho que podemos aprender de las situaciones y las personas que se nos acercan una y otra vez. Algo que debemos cambiar y que talvez no queremos aceptar. Pero cuando hayamos observado y sanado esa faceta interior, las imágenes que veremos en el espejo social serán diferentes.

El espejo que habla.

A veces no necesitamos estar tan atentos al espejo social para descubrirnos, ¡él mismo viene y nos dice cómo somos! Una vez más, no me refiero a la gente que sólo te critica. Pero algunas veces nosotros queremos pensar muy bien de nosotros mismos y la imagen que todos los demás perciben de nosotros es bien distinta. Nos creemos dulces y abiertos y todos dicen que les da miedo acercarse a nosotros. O nos creemos valientes y todos nuestros amigos opinan que somos cobardes (talvez porque nosotros nos juzgamos por lo que haríamos y ellos nos juzgan por lo que hacemos).

La próxima vez que te encuentres defendiéndote contra la opinión del mundo entero y tratando de explicarles a todos que eres muy diferente y que su percepción es errónea, trata de observarte y de escuchar con atención al espejo que habla. Seguro te ayudará a saber dónde está la mancha de tu ropa.

Ahora tenemos dos herramientas de adentro hacia fuera. Y dos herramientas de afuera hacia dentro. Y las dos nos enseñan a conocernos, a manifestarnos, a aprovechar nuestra vida y a darle su valor. Es una creación nuestra. Igual que nosotros somos nuestros propios escultores. Y el mundo es sólo la manifestación de estas personas que somos.

Si lo exterior es sólo un reflejo de lo interior: empieza con el interior y empieza ya. Todo comienza con un pequeño paso. Con una semilla. Con una sonrisa. Con un durazno. Con una loza lavada. Con algo pequeño.

El Mahatma Gandhi dijo: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Qué razón tenía.

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